Mujer Cambiante es la diosa más importante de los Navajo. Hija de del Niño de la Larga Vida y de la Niña de la Felicidad, es creada por el Dios que Habla, a partir de una imagen de turquesa y criada por el Primer Hombre y la Primera Mujer.
Es una figura muy importante en la creación y se identifica como la esencia de la vida, haciéndose vieja y rejuveneciendo de nuevo en un ciclo interminable de regeneración. Su hermana es Mujer Concha Blanca. Mujer Cambiante se casó con el Dios Sol (aunque no convivían), que lleva el sol a sus espaldas y todas las noches, lo cuelga en la pared oeste de su refugio. Sus hijos, los héroes gemelos (Matador de Monstruos y Nacido para el Agua) ayudados por la Mujer Araña, localizaron a su padre, que les ayudó a traer paz a la tierra al destruir a los monstruos que la dominaban. Sin embargo, a pesar de matar a muchos seres malvados, jamás pudieron matar ni a la Vejez, ni a Frío ni a Hambre.
Mujer Araña es una figura importante en las mitologías del Sudoeste de Norteamérica, y desempeña varios papeles, entre ellos, su contribución a la creación. En el mito Navajo, es una anciana servicial. Ayuda a los héroes gemelos, Matador de Monstruos y Nacido para el Agua, y es ella la que les enseña a tejer a los Navajo. Por esa razón los navajo jamás han de matar a las arañas, lo que también ayuda a los humanos, ya que casan moscas, mosquitos y otros insectos. A los niños que matan una araña se les estropean los dientes, porque se dice que Mujer Araña tiene los dientes muy afilados inclinados hacia atrás para que las presas no se les escapen. Para que las niñas Navajo se conviertan en incansables tejedoras, les frotan sus brazos con telas de arañas. Cuando una mujer Navajo, utiliza los conocimientos de la Mujer Araña para tejer una estera, ha de hacer un agujero dentro del dibujo al final, para que su alma pueda retorna de nuevo hasta ella.